jueves, 29 de septiembre de 2011
jueves, 15 de septiembre de 2011
miércoles, 7 de septiembre de 2011
¿Qué pasaría...
...si la educación fuese totalmente autodidacta?
En el sentido de que un niño aprende a leer y a escribir en el colegio, aprende las cosas básicas de la sociedad como la convivencia y la empatía, aprende a valorarlos deportes y el juego en equipo, pero que todos los conocimientos académicos fuesen elegidos por el propio niño conforme fuese creciendo. Dudo mucho que fuese difícil crear una interfaz de aprendizaje conectada a internet, una escuela remota donde uno pudiese aprender sin despegarse de la pantalla todo lo que quisiese y más.
Y mejor todavía, que esos conocimientos pudiesen ser evaluados por el propio sistema con una puntuación tan legítima como la de un examen de fin de carrera. Sería un sistema educativo sin grados ni instituciones más allá de los clasificadores de contenidos y los programadores del sistema. No existiría una educación superior ni una inferior o media. Simplemente una persona podría rellenar su currículum con lo que el sistema le ha evaluado a lo largo de su vida. Nadie volvería a necesitar títulos para demostrar que ha aprendido algo de memoria el día antes de un examen. Nadie volvería a mostrar matrículas de honor mostrando lo mucho que han adulado a sus profesores. Para empezar no sé si habría profesores siquiera.
Sí, demasiado bonito para ser cierto. Quizá en 200 años, en alguna colonia espacial lejana, si todo esto no arde antes.
En el sentido de que un niño aprende a leer y a escribir en el colegio, aprende las cosas básicas de la sociedad como la convivencia y la empatía, aprende a valorarlos deportes y el juego en equipo, pero que todos los conocimientos académicos fuesen elegidos por el propio niño conforme fuese creciendo. Dudo mucho que fuese difícil crear una interfaz de aprendizaje conectada a internet, una escuela remota donde uno pudiese aprender sin despegarse de la pantalla todo lo que quisiese y más.
Y mejor todavía, que esos conocimientos pudiesen ser evaluados por el propio sistema con una puntuación tan legítima como la de un examen de fin de carrera. Sería un sistema educativo sin grados ni instituciones más allá de los clasificadores de contenidos y los programadores del sistema. No existiría una educación superior ni una inferior o media. Simplemente una persona podría rellenar su currículum con lo que el sistema le ha evaluado a lo largo de su vida. Nadie volvería a necesitar títulos para demostrar que ha aprendido algo de memoria el día antes de un examen. Nadie volvería a mostrar matrículas de honor mostrando lo mucho que han adulado a sus profesores. Para empezar no sé si habría profesores siquiera.
Sí, demasiado bonito para ser cierto. Quizá en 200 años, en alguna colonia espacial lejana, si todo esto no arde antes.
martes, 6 de septiembre de 2011
Ya sé para qué sirven las matrices
Sirven para poder superponer dos cuadrados de diferentes propiedades en un universo 2D.
jueves, 1 de septiembre de 2011
Telecomunicaciones Ignorantes
En el colegio se enseña a que la ignorancia era una de las fuentes del poder durante la Edad Media, cumpliendo la función doble de desdeñar el sistema de castas y de mostrar la importancia de la educación para tener una sociedad avanzada. Aunque es cierto que el feudalismo fue un sistema brutal, no hay que olvidar que se mantuvo durante siglos imperturbable, lo que significa que para la época y las circunstancias funcionaba.
Pero no hablo a favor del feudalismo. Trato de relacionar esa ignorancia con el poder que adquieren aquellos que conocen. La información es poder. ¿Y dónde está el poder cuando todos al mismo tiempo poseen toda la información? Bueno, en una sociedad perfecta (sin imbéciles y retrasados sin catalogar), todos serían iguales en poder y por tanto no se necesitaría un gobierno, pues teniendo toda la información disponible al instante nadie tendría que gobernar sobre nadie. Vamos, una de esas utopías.
Sin embargo, en un mundo donde Internet tiene cada vez más presencia y la información está más al alcance de todos que nunca, el porcentaje de ignorantes es el mismo que durante la Edad Media. No es de extrañar que uno quiera hacerse "conspiranoico" al ver documentales como Inside Job, donde acabas descubriendo que los culpables de la crisis actual no han recibido ningún castigo o que incluso han sido ascendidos.
A lo que me refiero es que en un mundo lleno de información, ésta ya no es poder. Se cumple la ley de la escasez, donde lo abundante es barato y lo escaso es caro. La información es poder, pero bajo la premisa de que sea escasa. Ahora que es abundante, ¿qué vale? Casi nada. Y por tanto, no es poder.
Entonces deberíamos pensar que solamente la información relevante es poder. Y aquí tratamos de distinguir lo relevante de lo que no lo es. Tener un algoritmo financiero que haga mil operaciones en un segundo y conocer el momento justo para activarlo sí es información relevante, pues mágicamente los mil millones de dólares (siempre digitales) se convierten en mil cien millones. Sin embargo, saber qué diámetro tenía la Estrella de la Muerte no es relevante. Curioso, sí, pero no relevante.
La información relevante es poder. El problema aquí yace en el hecho de que nadamos en información y no sabemos distinguir correctamente lo relevante de lo que no lo es. No se nos enseña. Desde pequeñitos memorizamos datos y como mucho, nos enseñan a que podemos buscarlos en enciclopedias o el propio Internet. Así que debemos de dejar al propio cerebro actuar en este sentido. Y por evolución, somos incapaces de hacerlo. Cuando requeríamos información sobre puntos de caza o recolección, con eso bastaba, y evolucionamos para tener una tendencia a acumular información, pues en aquella época cualquier cosa era relevante. ¿Ahora? Tenemos esa inercia de conocerlo todo, y sin embargo, apenas podemos distinguir lo necesario de lo que no lo es.
Así que no estamos predispuestos para una sociedad de la información. Como raza (que no como individuos) no podemos discernir entre tantas cosas interesantes. Pensamos que es relevante cualquier cosa cuando en realidad solo muy pocas lo son. Y quienes saben cuáles son esas cosas, las tapan con un montón de otra información basura para apartar la atención de lo que realmente importa.
Todos sabemos que nadie puede fiarse de los medios, tanto de los unidireccionales (radio, televisión, periódicos) como de los multidireccionales (Internet). Nunca al 100%, siempre habrá manipulación y siempre habrá basura entre la que nadar para dar con lo importante. La educación no nos enseña a nadar entre esa basura, así que es normal perderse.
Lo raro es encontrar algo relevante, y aun cuando se encuentra, inmediatamente llega un montón de información más para quitarle importancia, o simplemente aun queda esa inercia feudal de creer a los organismos oficiales, por lo cual la información vuelve a adquirir tonos subjetivos y pierde su valor a los ojos de la sociedad, a pesar de que para el individuo sí sea algo importante que haya que mostrar. Así, los medios saturan de información la sociedad, sumiéndola en una ignorancia extrema. De ahí nace el poder para aquellos que sí poseen la verdadera información relevante, los que sí poseen el poder en este planeta.
Así que como conclusión, solo quiero informar de que la relevancia importa. Y mucho.
Pero no hablo a favor del feudalismo. Trato de relacionar esa ignorancia con el poder que adquieren aquellos que conocen. La información es poder. ¿Y dónde está el poder cuando todos al mismo tiempo poseen toda la información? Bueno, en una sociedad perfecta (sin imbéciles y retrasados sin catalogar), todos serían iguales en poder y por tanto no se necesitaría un gobierno, pues teniendo toda la información disponible al instante nadie tendría que gobernar sobre nadie. Vamos, una de esas utopías.
Sin embargo, en un mundo donde Internet tiene cada vez más presencia y la información está más al alcance de todos que nunca, el porcentaje de ignorantes es el mismo que durante la Edad Media. No es de extrañar que uno quiera hacerse "conspiranoico" al ver documentales como Inside Job, donde acabas descubriendo que los culpables de la crisis actual no han recibido ningún castigo o que incluso han sido ascendidos.
A lo que me refiero es que en un mundo lleno de información, ésta ya no es poder. Se cumple la ley de la escasez, donde lo abundante es barato y lo escaso es caro. La información es poder, pero bajo la premisa de que sea escasa. Ahora que es abundante, ¿qué vale? Casi nada. Y por tanto, no es poder.
Entonces deberíamos pensar que solamente la información relevante es poder. Y aquí tratamos de distinguir lo relevante de lo que no lo es. Tener un algoritmo financiero que haga mil operaciones en un segundo y conocer el momento justo para activarlo sí es información relevante, pues mágicamente los mil millones de dólares (siempre digitales) se convierten en mil cien millones. Sin embargo, saber qué diámetro tenía la Estrella de la Muerte no es relevante. Curioso, sí, pero no relevante.
La información relevante es poder. El problema aquí yace en el hecho de que nadamos en información y no sabemos distinguir correctamente lo relevante de lo que no lo es. No se nos enseña. Desde pequeñitos memorizamos datos y como mucho, nos enseñan a que podemos buscarlos en enciclopedias o el propio Internet. Así que debemos de dejar al propio cerebro actuar en este sentido. Y por evolución, somos incapaces de hacerlo. Cuando requeríamos información sobre puntos de caza o recolección, con eso bastaba, y evolucionamos para tener una tendencia a acumular información, pues en aquella época cualquier cosa era relevante. ¿Ahora? Tenemos esa inercia de conocerlo todo, y sin embargo, apenas podemos distinguir lo necesario de lo que no lo es.
Así que no estamos predispuestos para una sociedad de la información. Como raza (que no como individuos) no podemos discernir entre tantas cosas interesantes. Pensamos que es relevante cualquier cosa cuando en realidad solo muy pocas lo son. Y quienes saben cuáles son esas cosas, las tapan con un montón de otra información basura para apartar la atención de lo que realmente importa.
Todos sabemos que nadie puede fiarse de los medios, tanto de los unidireccionales (radio, televisión, periódicos) como de los multidireccionales (Internet). Nunca al 100%, siempre habrá manipulación y siempre habrá basura entre la que nadar para dar con lo importante. La educación no nos enseña a nadar entre esa basura, así que es normal perderse.
Lo raro es encontrar algo relevante, y aun cuando se encuentra, inmediatamente llega un montón de información más para quitarle importancia, o simplemente aun queda esa inercia feudal de creer a los organismos oficiales, por lo cual la información vuelve a adquirir tonos subjetivos y pierde su valor a los ojos de la sociedad, a pesar de que para el individuo sí sea algo importante que haya que mostrar. Así, los medios saturan de información la sociedad, sumiéndola en una ignorancia extrema. De ahí nace el poder para aquellos que sí poseen la verdadera información relevante, los que sí poseen el poder en este planeta.
Así que como conclusión, solo quiero informar de que la relevancia importa. Y mucho.
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