Dicen que cualquier parte del universo los peces grandes se comen a los peces pequeños. Hoy he podido comprobar este curioso fenómeno cuando una sábana ha decidido engullir a todos los calcetines, demás ropa interior y el cacito de Ariel. Logré sacar un monstruo de sábana y en su interior hallé toda la ropa perdida. La bestia estaba rellena de rompa limpia esperando a ser secada. Con un ágil movimiento, le di la vuelta y el leviatán escupió su comida rindiéndose ante mi poder.
Porque al fin y al cabo, yo soy más grande que la sábana.
domingo, 12 de diciembre de 2010
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