Vendemos ironía.

domingo, 24 de enero de 2010

¿Por qué este título?

Un día después de inventar este blog me pregunto por qué demonios acabé llamándolo Leviatanes Mecánicos.

En la cultura popular, un leviatán es un monstruo marino, malvado y que destruye cosas. Pero a parte de una bestia bíblica, también es el nombre del libro de Hobbes, ese libro que contiene la frase "homo homini lupus" y "bellum omnium contra omnes". Y aunque esté de acuerdo con algunas ideas suyas, muchas otras quedan descartadas de mi ideario político.

Por otro lado está la palabra "Mecánicos". Si uno está versado en ciencia-ficción, descubrirá divertida la figura del hombre mecánico, ese intento de máquina de ser hombre, o ese hombre intento de máquina. Siempre hay alquien que deja parte de su naturaleza para acercarse al otro lado, ya sea el interte y frío o el cálido y sensitivo. Están Daneel, Erasmo, Wintermute, los Replicantes y un montón de personajes que reflejan la obsesión por el sentido de la vida.
Lo mecánico siempre fascina, fruto del ingenio humano, ese mosntruo que es capaz de asesinar a toda su familia mientras escucha embelesado a Bach. Porque reconozcámoslo: el ser humano no es bueno por naturaleza.

Conforme escribo esto, me doy cuenta de que no hay razones necesarias para todo. Simplemente salió así y punto. Leviatanes Mecánicos. ¿Por qué no?

Risas en sueños

Yo estaba en la cama cuando oí unos golpes en el cristal de mi ventana. Miré al frente y descubrí que era una niña pequeña quien estaba allí asomada. No tendría más de cinco años, y parecía estar intentando ver si había alguien dentro de mi habitación. Yo me pregunté por qué se podía mantener allí fuera de pie, si yo vivía en un tercer piso. De pronto me fijé en que había unos andamios, lo cual me tranquilizó.

Siguió llamando con la manita hasta que se cansó. fue entonces cuando comenzó a caminar hacia un lado por el andamio. En ese momento yo estaba sentado, con los pies colgando en busca de las zapatillas.
-Se va a caer. - dije en sueños.
Y efectivamente, la niña comenó a tambalearse, a hacer equilibrios imposibles en aquel andamio inventado. Hasta que cayó.

Pasó un segundo, luego dos. Un tercero transucrrió y yo ya comencé a preocuparme por el hecho de que su cuerpo no sonase contra el suelo.
Pum.
-Bien, ahora. - dije aliviado, más preocupado por la coherencia de las cosas que por lo que acababa de ocurrir.
Me levanté y miré por la ventana. Me asomé y busqué su cuerpecito allá en el fondo del patio. Primero vi el montón de sangre que había salpicado, luego a la niña acurrucada en posición fetal, muerta.

-¡Zas, en toda la boca! - grité riéndome a carcajada limpia.

Tuve que despertarme de ese sueño para dejar de reír.

Hágase la luz...

...dijo alguien llamado Dios.
Fue entonces cuando los monstruos salieron corriendo asustados por la gravedad, por el electromagnetismo, las fuerzas nucleares y la energía oscura.