Vendemos ironía.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Tres Enfados (1ª parte)

Muchos se preguntan por qué existen los antisistema, por qué hay quien arremete contra instituciones basadas en el poder del ciudadano, de por qué desean acabar con el mundo que conocemos. Conforme uno crece, se va dando cuenta de que algo de razón tienen. No en la forma de actuar, no en los eslóganes programados que vomitan, sino en que el sistema tiene algo mal. Es como un hombre testarudo al que le duele la espalda, pero que nunca va al médico.
Al sistema le duele la educación, la democracia y comienza a ser senil. Pero es demasiado terco como para pedir ayuda, confiando en que sus viejos huesos se curen solos.

Le duele la educación, un sistema donde lo único que se premia desde párvulos hasta la cátedra es la mera memoria, el repetir como un loro lo que nos enseñan. ¿Qué nos enseñan? Datos, reglas, fórmulas, quién escribió qué. Nunca el por qué, nunca el para qué, nunca el para con quién.

¿Por qué hay que saber el Teorema de Pitágoras? ¿Por qué tengo que saber lo que son las funciones lineales? ¿Por qué tengo que aprenderme lo que es la transición demográfica? ¿Para qué necesito saber quién fue Kant, Cervantes o Dostoievsky? ¿Qué es la Teoría de Juegos?
Para aprobar el examen.
El 99% de los estudiantes no lo sabe. Simplemente lo estudian, lo memorizan y lo sueltan en el examen, rezando por que aprueben, traer buenas notas y ganar un diploma que les permitirá repartir periódicos en el metro. Si soy el único que cree que algo falla aquí, por favor, comuníquenmelo.

El sistema educativo solo busca que la gente memorice cosas, no que las sepa aplicar o para qué fueron creadas. Pitágoras enunció su teorema, pero los egipcios ya lo usaban para delimitar sus cultivos, de donde aparecieron los primeros indicios de cálculo integral, usado para clasificar y ordenar datos, además de la ciencia estadística.
Las funciones lineales son la representación abstracta de cualquier proceso en el tiempo y en el espacio, sea cual sea su naturaleza.
La transición demográfica te dice por qué eres más alto que tu padre, y éste más alto que tu abuelo. También explica por qué la gente se muere de hambre en el mundo y por qué nunca hay que dar dinero a las ONGs. Nos enseña el por qué de la existencia de los supermercados, por qué tenemos autopistas de tres carriles en vez de calzadas de piedra y por qué los chinos en China solo pueden tener un hijo.
Lo que escribieron esos tres personajes solo sirve para tener una referencia de quién son los clásicos y a quién hay que leer para tener una mente capaz de expresarse con claridad y sin faltas de ortografía, pues la comunicación es esencial. También enseñan cosas sobre el pensamiento humano, sobre que hay cosas más allá de las que estamos acostumbrados a pensar, que hay límites para la imaginación y que la locura la padecemos todos. Conocimiento universal en este mundo plagado de personas.

¿Y esto acaso lo ha dicho algún profesor? No, nunca.
¿Por qué Kant escribió esto? Como nadie hace la pregunta en su momento, el profesor ni siquiera está capacitado para responderla. Su respuesta sería: "qué más da, tú apréndetelo, que queda una semana para el examen y tienes que aprobar, porque si suspendes es malo".

Todos hemos de aprobar cosas, superar pruebas, recitar de memorieta el año del descubrimiento de América, la invención de la impreta y la máquina de vapor. Nadie nos enseña por qué se crearon, qué pasaba en esa época en lugares distantes del mundo y por qué el pasado repercute en el futuro. Solo hemos de saber que Felipe VII va después de Carlos IV y que Hitler era malvado. ¿Algún libro de bachillerato acaso cuenta por qué Hitler subió al poder, o siquiera cuál era su discurso político? ¿Acaso alguien enseña por qué existía el arte románico y fue sucedido por el gótico? No, simplemente tienes que saber que Hitler fue un dictador alemán, que el románico consistía en iglesias pequeñas y oscuras, que el gótico tenía arcos altos y acabados en punta junto con bellos rosetones de colorines.

No enseñan que el románico era pequeño y lúgubre porque la gente vivía en aldeas explotada por señores feudales y que no tenían esperanza alguna de salir de aquella situación, que si naces campesino te jodías y morías campesino, y tus hijos, y sus hijos y así hasta el fin de los tiempos. Joder, nadie te enseña que esa gente estaba deprimida y era pobre, y que por eso tenían miedo de Dios y sus puñeteras iglesias eran tristes como la muerte de un gatito.
Pero tampoco enseñan por qué de repente aparece el gótico. Yo os lo contaré: el dinero comenzó a valor algo, y el clero junto a los nobles tenían en qué gastarlo: en adorar a Dios. La vida es rosa, así que le haremos una gran catedral llena de luz y color, que se oiga la música de los coros, que los fieles se queden pasmados ante la grandiosidad y la generosidad del Señor. Por eso el gótico era diferente: porque tenían dinero y toda la felicidad que éste puede comprar.

¿Acaso lo enseñan? Y una mierda. Esa clase de cosas hay que averiguarlas por uno mismo, deteniéndose a pensar en las consecuencias de un cambio socio-económico en la Edad Media. ¿Qué cambio se enseña en clase? Que Pepito V sucedió a Juanito III. Ponlo correctamente en el examen y tendrás una buena nota. ¡Felicidades! Te has ganado una palmadita en la espalda si eres pobre y una Playstation si eres rico.
Este es el asco al que hay que estar sometido durante veinte años, durante los mejores veinte años de nuestras vidas. Después da gracias que logras trabajar de becario hasta los 30 y puedes permitirte ver la tele de 9 a 11 todas las tardes en el sofá de tu casa hipotecada.

Y un huevo. El ser humano no está hecho para esca clase de escoria, este sistema autocomplaciente donde la media de coeficiente intelectual es 100 y nadie se da cuenta que están llamando retrasados a la mitad de la población, aunque se lo merezcan.
Sabemos de lo que somos capaces. Hay individuos que se ganan la vida investigándolo, descubriendo facetas nuevas del cerebro y su funcionamiento. Un hombre no tiene que memorizar datos, para eso están los libros. Para eso precisamente fueron inventados, para no tener que memorizar esta clase de escoria. Yo no soy un almacén de datos andante, soy un ser humano. Tengo un intelecto que deseo usar, al cual confío darle el mejor uso posible para la obtención de mi felicidad y de aquellos que me acompañan en la vida. No entiendo por qué tengo que terminar este sistema educativo, especializarme en una serie de disciplinas repetitivas y desempeñar un mismo trabajo hasta el día de mi muerte.
Uno ha de ser capaz de saber qué herramientas usar en cada situación, y ahora que tenemos TODA la información del universo conocido disponible en la palma de la mano, ¿a qué está esperando el sistema?

Un hombre ha de ser capaz de llevar la contabilidad de su hogar, calcular una hipoteca, resolver un problema matemático que incluya la velocidad de varios aviones, escribir sin faltas de ortografía, leer y disfrutar un buen libro, pintar en sus ratos libres, cantar en la ducha y crear chistes al instante. La especialización es para los insectos. Yo soy un mamífero y supuestamente he heredado el universo, así que tengo derecho a hacer lo que me plazca mientras use mi cabeza para todo.

Repita conmigo:
No soy un insecto.
No soy un insecto.
No soy un insecto.

Tómese una pausa, respire. Repítalo cuantas veces haga falta, sin prisa.

Y bien, si ahora no lo ha hecho porque posee cierto escepticismo, felicidades: si duda es que tiene un indicio de que hay algo en su cabeza que funciona de un modo distinto al de los insectos.
¿Lo va entendiendo?

Continuará...

viernes, 27 de agosto de 2010

Volver a perder el tiempo perdido

Ha pasado tiempo desde que escribí por última vez en este blog. Obviamente, no he dejado de pensar en muchas cosas, y una de ellas es en el tiempo perdido.
¿Se desperdicia realmente el tiempo si se disfruta desperdiciándolo?

Realmente no. Hay quien disfruta gastando el tiempo en hacer cosas, otros en trabajar, otros en distraerse con mil y un tipos de ocio. Pero existe cierta satisfacción en no hacer nada, en tumbarse en el sofá, mirar el techo y disfrutar del olor a verano que entra por la ventana.
Ese es el mejor momento para pensar, para no levantarse en un rato, disfrutar del paso del tiempo, de los segundos que se suman en el reloj sin que uno intente detenerlos. Lentamente avanza la aguja, girando sin parar, avanzando hacia el atardecer.

El tiempo desperdiciado se acaba cuando reaparecen los deberes, el sol se ha ido y las tareas sin hacer llaman a la puerta de la mente. Entonces es cuando me levanto y pienso en lo bien que he pasado la tarde, impaciente por desperdiciar más tiempo.

viernes, 25 de junio de 2010

¿Con qué sueñan las farolas?

Vuelvo a casa ya de noche y miro a los lados de la carretera, a esas metálicas estructuras que alumbran mi camino. Casualmente, pienso en la electricidad que consumen, en cómo las fabrican, en quién las pone ahí, quién las repara y cómo...
Mi mente divaga mientras pasan silenciosas. Sonrío recordando buenas bromas como un tonto, como si estuviese solo en el autobús. Pienso en mil cosas a la vez mientras una idea aflora, algún buen argumento para mis muchos escritos, reflexiones filosóficas sobre el sentido de la vida, el universo en general y el hombre en particular. Las ideas campan a sus anchas, alguna se queda y fragua una buena historia, mientras que el resto huyen muy a mi pesar, dejándome con un sabor agrio en la boca imaginaria de mi cerebro.

Mi mente no para ni un solo segundo de pensar, de barajar, recordar, imaginar. Rehago una y otra vez conceptos matemáticos, imagino cosas nuevas a partir de mi limitado conocimiento científico y social. Sé que muchas de mis ideas están descartadas, pero me gusta ser capaz de llegar a razonamientos por mí mismo. Después, cuando busco información en Internet sobre mis teorías descubro que ya ha habido más gente que ha llegado a ellas. La mezcla de la alegría con la decepción es un cóctel que deja huella.

Por un lado me alegro al saber que he sido capaz de llegar a ciertas conclusiones sin más ayuda que mis pensamientos, como por ejemplo me pasó con el Principio de Autoconsistencia de Novikov. Le di mil y un vuelta a la paradoja del abuelo, algo ya explicado anteriormente en este blog. Una vez finiquitado el pensamiento, supe que era imposible cambiar la línea temporal de un solo universo, por muchos esfuerzos que se hiciesen. Me alegré de sobremanera al descubrir que mis pensamientos eran correctos, y que, en efecto, había llegado a buen puerto.

Pero por otro lado algo se decepciona dentro de mí. No he sido el único que lo ha pensado. No he sido el primero en hacer tan maravilloso descubrimiento.

Porque hay un gran placer en descubrir pensamientos filosóficos, crear paradojas y resolverlas, plantear situaciones hipotéticas dentro de uno mismo y acabar venciendo la adversidad sin más ayuda que la reflexión y las consultas con la almohada.
Es divertido ver construirse un nuevo pensamiento, una idea que resuelva problemas que muchos buscarían en la Biblia o en Darwin. Es magnífico ver paralelismos en cosas tan distintas como la astrobiología y la economía, ver que los mismos principios rigen diferentes universos.

Todo es placer y emoción, tanto buena como mala, cuando uno afianza sus propias ideas por uno mismo. Llego a pensar incluso que la genialidad no es tener un cerebro sin igual o un talento innato, sino ser capaz de capturar todas esas ideas que vuelan dentro de la cabeza, como pájaros que han quedado atrapados en una habitación de la que no saben salir. Los genios son esas personas que caben capturar todos y cada uno de sus "n" pájaros, darles un nombre y enseñárselos al mundo. El resto solo tendremos ruido y quizá, con suerte, logremos capturar uno o dos de esos pájaros de los infinitos que tenemos.

Y sin embargo, no puedo dejar de pensar en el resto de la gente. ¿En qué piensa el resto de los seres humanos cuando viaja en autobús? ¿Piensan en sus familias, la música que escuchan, el libro que leen, ven el paisaje pasar?

Una vez vi una viñeta muy divertida. Se trataba de gente anónima sentada en el metro, y un bocadillo de pensamientos que salía de todos ellos a la vez. Todos pensaban lo mismo: "Soy la única persona consciente en este mundo de ovejas". Si todos pensamos lo mismo, ¿no somos ovejas entonces? ¿No se caracterizan a caso por eso mismo? Todos somos ovejas convencidas de que somos los únicos seres humanos lúcidos en un mundo de idiotas. Animales que saben que son animales, pero que no podemos hacer nada al respecto.

Y mientras las farolas pasan y todo esto da vueltas en mi cabeza, escapándose a las garras de mi pensamiento, revoloteando sarcásticamente para hacerme burla mientras concilio el sueño y soy demasiado perezoso para levantarme y escribir mis sueños en un simple bloc, pienso: ¿con qué sueñan las farolas?

martes, 1 de junio de 2010

How to sell irony

¿Por qué vendo ironía? Porque es algo que no se puede vender, y eso es irónico.
De todos modos, consigo venderla a 10 € el kilo.

lunes, 19 de abril de 2010

Genes sociales

Cúmulo de ideas dispersas en un intento de formulación de teoría inacabada sobre el hombre.

La estadística muestra cosas interesantes en cuanto se aplica a la humanidad. La proporción de ricos y pobres es uno de los más interesantes factores de la historia, además de ser el que configura nuestra sociedad y muchas veces nuestra forma de pensar.
Pero a la hora de enlazarlo con la evolución y la selección genética, es mucho más interesante aun. Y si le sumamos la religión, la fiesta no hace más que comenzar.
Empezaré por el principio de un largo pensamiento que lleva dando vueltas en mi cabeza y que se resume en la frase de:

"Tomarás por modelo al dios que rechazaste"


La fe es algo genético. Está inscrita en nuestros genes del mismo modo que el intento de raciocinio y las emociones. La fe es un instrumento evolutivo, una característica que nos separa como especie y nos hace más únicos si cabe.
Sirve principalmente para que no nos rajemos por la calle, pues una sociedad nace en la familia (la sangre), y mientras nuestra genética nos dice que no debemos matar a nuestros cosanguíneos por aquello de la conservación de la especie (principal orden programada en todo ADN de todo organismo considerado vivo), la fe impide que matemos a todos los que no comparten nuestra línea de sangre. Esto es que no debemos matar al prójimo.

¿Por qué? La fe une comunidades, une pueblos y les hace colaborar juntos, aunque sus miembros no procedan de una única estirpe ni de lejos. Como el hombre es un animal social, se general valores y una cultura común, y pronto surgen las religiones. Esto es la fe, creer en todo eso, englobado por las religiones modernas como lazo de unión de grandes sociedades, reforzando la idea de genética compartida.

La fe opera a diversos niveles, desde una escala familiar a algo supranacional. La religión es la fe adoctrinada, de cómo debería ser la creencia, y por ello pierde su estado de fe, porque ya no es personal. Son cosas distintas, no lo olvidemos.

Y bien, una vez definido el propósito de la fe, pasemos a otro punto: la selección genética. Siempre hay personas que destacan por encima del resto, independientemente de su ascendencia. Han cambiado el mundo para bien o para mal, pero lo han cambiado con sus aportaciones.
Dentro de la sociedad pasa exactamente lo mismo que en la genética: hay quien destaca. Es algo conocido como mutación.

Si en un rebaño de ovejas blancas un día surge una oveja negra, es una mutación. Si esa oveja negra no muere y logra reproducirse, al cabo de muchas generaciones puede que el rebaño se torne de color negro. Eso es la evolución. Mutaciones que triunfan y genética continuada a lo largo del tiempo.

En términos sociales el mutante no es el que nace con la piel de color verde. Es el que rompe el orden establecido. Su triunfo no reside en tener descendencia, sino en tener seguidores, y al cabo del tiempo una sociedad distinta. El rebaño estaba compuesto por ovejas blancas y luego por ovejas negras porque apareció una oveja negra mutada, pero era un rebaño de ovejas.
Una sociedad podía estar compuesta por capitalistas y luego por comunistas, pero seguía siendo una sociedad compuesta por personas porque apareció un revolucionario. Eso es lo mejor de la sociedad humana: no hay que esperar miles de años para cambiar el pensamiento: con cientos de años, decenas o unidades basta.

Y entonces debemos unir la fe, la sociedad y las mutaciones sociales. Todos creen en un dios todopoderoso y siguen las órdenes de quienes dicen tener su palabra. Siguen las reglas y se comportan del mismo modo. Es la conocida masa.
Pero aparece alguien, una oveja negra, que desafía la religión establecida y tiene fe en que sus pensamientos son los correctos, y poco a poco, lucha y logra transmitir sus ideales. Es entonces cuando el rebaño comienza a tornarse negro, valga la analogía. La mutación ha tenido éxito.

La religión parece negar a la ciencia, parece fanática ante descubrimientos e intolerante con los no creyentes. Es normal, pues es una lucha de un orden establecido y es como un ser vivo que se niega a morir. Pero por el otro lado está el ateo, el mutado que decide cambiarlo todo con sus acciones. Él también lucha por no morir, y siguiendo la programación original de todo ADN, hace todo lo que está en su mano por sobrevivir y tener una "prole" social.

Es por ello por lo que quienes rechazan la religión, encabezada por dios, son quienes obtienen logros científicos y sociales. Se rechazaron las ideas del geocentrismo y se descubrió un universo inabarcable lleno de posibilidades. Se abolieron las costumbres machistas y se posee una sociedad igualitaria, más justa que en el pasado. Las leyes ya no son divinas, sino sociológicas. El hombre hace las leyes, no alguien externo. Incluso se puede decidir sobre nuestra genética, se han salvado vidas gracias a la medicina, se han evitado desgracias demográficas gracias al control de la población. Hay más libertad que en el pasado, aunque ésta nunca sea completa.

El mutante social ha triunfado en occidente y busca expandirse por el mundo, porque sus "genes" son fuertes. Es la evolución de la sociedad. No hay que buscar preservar otras formas de vida, porque eso es un movimiento reaccionario, como fue la Inquisición ante las nuevas ideas del protestantismo o el humanismo. Está claro que buscan mantenerse en el tiempo, y es lógico, no se espera un suicidio de las sociedades no occidentales, pero tampoco hay que frenar el desarrollo de la globalización.

Incluso en un mundo bajo la misma cultura y con los mismos valores existe el riesgo de mutación. Aparecerán personas que cambien la mentalidad y la sociedad del consumo actual cambiará, se transformará en algo distinto, nadie sabe qué. Es como si el rebaño de ovejas, tras volverse negras con el tiempo, sufriesen una mutación y se transformasen en un rebaño de ovejas verdes. La analogía es clara.

Y no trato de defender la globalización, pero tampoco simpatizo con otras formas de vida diferentes. Hay que dejar que la historia siga su curso, pues ésta decidirá el color de nuestras ideas. Pasó lo mismo con los romanos, los egipcios, los griegos y todas y cada una de las culturas humanas que existieron sobre este planeta. Pasará lo mismo a lo largo de los siglos por todo el universo.
Las sociedades son como especies que se extinguen unas a otras, fortaleciendo su genética. Se comportan como los animales, pues las sociedades están compuestas de animales que saben que son animales.

Mientras el hombre sea hombre, habrá historia, y mientras haya historia, habrá evolución, tanto social como natural. Y no hay nada más natural que una sociedad.



Muy posible continuación del desarrollo de esta idea en un futuro no muy lejano.

lunes, 29 de marzo de 2010

Si viajo al pasado y mato a mi abuelo...

...no ocurre absolutamente nada.

Todos estamos acostumbrados a ver películas donde el protagonista viaja al pasado, cambia algo sin querer y debe de arreglarlo para que el futuro sea tal y como era antes de liarla. Pues bien, si alguien algún día viaja al pasado y cambia algo, no pasará absolutamente nada. Podemos viajar, destruir el mundo, que al volver no pasará nada.

Pero esto no suena lógico... Pues en realidad sí que lo es. Si uno hace un test de lógica (enseñado en 1º de bachillerado, lo de no p no q, etc etc), entonces descubrirá que da tautología, lo que es un razonamiento sin fallos lógicos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Tautolog%C3%ADa_%28l%C3%B3gica%29
Este enlace ayudará.

Digamos que deseamos viajar al pasado y matar a nuestro abuelo. Nos montamos en la máquina del tiempo, le damos al play y aparecemos a mediados de siglo frente a nuestro abuelo. Sacamos nuestra pistola y le soltamos un tiro antes de que se acueste con nuestra abuela. Volvemos a nuestra máquina del tiempo, viajamos a nuestra época y hacemos una pausa para merendar.

Pero lo que nos encontramos al volver no es un mundo donde no hemos existido nunca, todo es apocalíptico y los nazis ganaron la guerra. No, nada de eso. Todo será idéntico a cuando lo dejamos, pues es ilógico que muerto nuestro abuelo, hayamos nacido nosotros, y si no hemos nacido, nunca hemos viajado al pasado para matarle, y si nunca hemos viajado al pasado para matarle, entonces él sigue vivo, por tanto, hemos nacido.
¿Pero y si viajamos al pasado y lo hicimos?
Bueno, pues sabed que nuestro abuelo no es nuestro abuelo y que la abuela tiene un secreto inconfesable.

Hay un millón de variables explicativas: matamos a un tipo que era igual a nuestro abuelo, matamos a un tipo que efectivamente no era nuestro abuelo, no matamos a nuestro abuelo por X razones (balas encasquilladas, no viajamos nunca en el tiempo, nos disparó a nosotros con la escopeta...), etc etc.

Si nunca matamos a nuestro abuelo, y estamos con vida, eso significa que nunca viajemos en el tiempo para poder matarlo, lo cual mantiene las cosas como están. Si efectivamente, viajamos para hacerlo, pues sabed o que no lograreis matarlo, o no era vuestro verdadero abuelo. Porque si él, no viajaríais, ¿no?

El mejor ejemplo de este razonamiento es la película "Esfera". Hay un momento donde uno de los protagonistas dice esto exactamente, que si nadie sabe que pasará X cosa en el futuro (con viaje en el tiempo involucrado), significa que no lo contarán, o sea, que morirán. Pero aunque los protagonistas no mueren, la historia se resuelve de una forma interesante y lógica.

¿Y el multiverso?
Bien, tuvo que salir el listo que habla de universos paralelos cuánticamente plausibles. Yo viajo en el tiempo dentro de mi propio universo, ¿por qué condenada razón tengo que viajar en el tiempo a universos distintos? O sea, en todas las películas que tienen un mal argumento de viajes en el tiempo, el protagonista viaja al pasado, la lía parda y cuando vuelve al presente, todo ha cambiado. Muchos dicen: ha creado una realidad distinta en otro universo paralelo, igual al anterior.
Pues bien, si ha viajado 2 veces, partiendo del universo A, eso significa que hace un recorrido tal que:

A -> B -> C

Parte del universo A, la lía parda en el universo B y viaja al presente del universo C. ¿Acaso hay alguien liándola del mismo modo en el universo C que desapareció camino del D para que el protagonista pueda vivir una aventura coherente a los ojos del gran público? Lo dudo mucho.
Esto implicaría que en todos los universos hay algún tipo que se dedica a viajar simultáneamente junto a sus yoes paralelos, y hacen exactamente las mismas trastadas que cambian el universo donde la lían, pero que aparecen en un tercer universo totalmente distinto. Pero si todos los universos son distintos, y hay más de un tipo viajando (y no hablemos de que si la decisión de viajar en el tiempo ha sido tomada por un cara-cruz cuántico), ¿por qué demonios aparece en un universo donde la ha liado?

Yo digo que si parto del universo A, viajo al universo B donde mato a mi abuelo, y regreso al presente del universo C, quien debería de estar muerta es mi abuela, porque el tipo que viajó desde el B al C y regresó a un universo D decidió desde el primer instante matar a su abuela y no a su abuelo, como había elegido yo.

Así que en realidad, si los cambios en la línea temporal de las películas de sci-fi se explican con un multiverso, lo hacen mal. Y si no hay multiverso y solo hay un único universo, lo lógico es que si viajo al pasado y mato a mi abuelo, no me desvaneceré de las fotos como en Regreso al Futuro.

Y nadie dice por qué demonios viajando en el tiempo tengo que cambiar de universo. Si cambio, cambio una vez por viaje. Si me quedo, no pasará nada.

Aunque si existen infinitos universos, puedo aparecer en el mío propio al regresar, pero allí no habrá pasado nada porque habría hecho un viaje de ABA, no ABC. Pero para cambiar de universo y situarse en un tiempo distinto, una simple máquina del tiempo no me basta.
Así que las máquinas del tiempo sirven para viajar en el tiempo, no entre universos. Y una máquina para viajar entre universos es algo tan completamente distinto a una máquina del tiempo que habría que reescribir tantas y tantas películas mal hechas que es mejor dejar a la gente que piensen que Donnie Darko es una buena película antes que gastar esfuerzos en decirles que no la han entendido.

viernes, 12 de marzo de 2010

Libertad, caos y galletas

Estudiando econometría uno se da cuenta de que la libertad no existe, al igual que el conocimiento absoluto. Pero aclaremos los términos que utilizaré:

Econometría: ciencia que estudia las series económicas (como por ejemplo el consumo de petróleo o aceitunas de un país entero o el pueblo de al lado). Suelen representarse funciones lineales (algo estudiado en 4º de la ESO) donde una variable (digamos el petróleo consumido) se ve afectado por otras variables independientes, como el consumo general, la producción industrial, el precio del barril, etc etc...

Pongamos un modelo básico: Consumo de galletas en el hogar durante un día. Esa variable depende de la hora, del hambre del individuo, del número de individuos con acceso a esas galletas, de si hay leche con droja en el colacao o no... cosas así. Formamos una función lineal con las Ys y las Xs que obtenemos y creamos un modelo de consumo de galletas.

¿Pero qué variables incluimos? Obviamente, lo que pongan en la tele no, ni el clima, ni el color de las cortinas. Incluiremos el hambre (si lo hay o no), el nivel de gula, si hay leche para acompañar y digamos, si es la hora de desayunar/miriendar o no.
Obetenemos una función tal que así:

Y = C + B1X1 + B2X2 + B3X3 + ... BnXn + Ui.

C es un término constante, que obviamente necesitamos para dibujar una recta que no salga del eje de coordenadas.
Cada una de las B es un parámetro que modifica a la variable X, pues no tiene el mismo peso las ganas de comer que el que haya leche para acompañar. Si hay hambre uno se come las galletas secas y fin del asunto.

¿Y qué es Ui? Es el llamado ''término de Perturbación Aleatoria''. Es esa parte del modelo que no podemos medir y está compuesta por los errores en el modelo, la diferencia que hay entre la línea que dibujamos en el papel y el consumo real de galletas. Porque al fin y al cabo, lo que hacemos es dibujar una recta que se aproxime a todos los puntos a la vez, y esos puntos están sobre un eje de coordenadas de esos que tanto dibujábamos en la ESO. Sí, los ejes cartesianos, X e Y, esos mismos. Z ya es demasiado guay y los profesores son demasiado retrasados como para explicarla. Lo que tiene la educación pública y la recompensa a la memorieta sin entendimiento.

Bien, ¿qué se hace con Ui? Es la suma de los errores, que son la diferencia entre el modelo y la realidad, ese pequeño % que no logramos explicar porque nos faltan datos. Y una regla de este universo es que SIEMPRE faltan datos.
Digamos que nuestro modelo explica el 95% de las galletas consumidas en casa, habiendo tomado un número bastante alto de muestras (el número de muestras siempre ha de ser 15 unidades superior al número de variables que decidamos incluir en nuestro modelo, o si no hay problemotes estadísticos y cosas raras).

¿Qué hacemos con ese 5% restante? Pues se le ha llamado Ui. ¿Cómo se reduce? Pues incluyendo más variables relevantes que expliquen ese 5% extra.

¿Y qué demonios tiene que ver con la libertad, el caos y el ruido blanco? Pues que nunca tendrás el 5% que te falta. NUNCA tendrás el 100% de la información, porque acabas topándote con la física cuántica.

Joder, ¿no hablábamos de galletas? Sí, pero para comprender las galletas hay que comprender el universo. Todos sabemos las historias de átomos, protones, neutrones y electrones. Bien, hay un teorema que dice que nunca podrás saber dónde está un electrón en un momento dado. Se mueve tan rápido y de forma tan aleatoria que no se puede saber exactamente. Es el Teorema de la Indeterminación, y se aplica otras partículas igual de divertidas (además, es la principal causa de que no podamos tener ordenadores 100 veces más potentes que los de hoy en un grano de arena).

Volvamos a nuestras galletas. Su consumo está explicado en un 99'99% y suponemos que podemos predecir lo que el individuo va a hacer. Miramos la hora, el color de las cortinas, si hace sol y decimos: en 5 minutos el individuo se levantará y comerá 3 galletas.
Con un 99'99% de posibilidades lo hará, pero siempre queda ese 0'01% de que haga CUALQUIER OTRA COSA.

Pasados 5 minutos, puede que no se levante.
Pasados 5 minutos, puede que se rasque la barriga y cambie de canal.
Pasados 4 minutos y 58 segundos se coma las 3 galletas.
Pasados 5 minutos se comerá 4 galletas.

Eso es la perturbación aleatoria. ¿Y por qué pasa eso?

La respuesta es más física. La materia tiene un comportamiento probabilístico. En cualquier momento el universo puede dejar de existir, teñirse de color rosa o que me toque la lotería de 8 países a la vez. Cabe la posibilidad, pero es tan ínfima que no merece que le prestemos atención. Pero está ahí.
Y también hay una posibilidad de que se nos crucen los cables, porque en la sinapsis de alguna de nuestras neuronas algo falla y transmitimos mal un mensaje. en vez de decir: quiero galletas, decimos: quiero un autobús.

No olvidemos que la mente está hecha de materia, y si la materia se comporta aleatoriamente, ¿no nos comportamos aleatoriamente nosotros? En cierta medida sí. tienes altas probabilidades de comportarte normalmente (por aquello de la curva de la Normal, alabemos todos a Gauss), pero siempre tienes probabilidad de que se te pire la pinza. Lo más probable es que se te olvide lo que querías.

Y aquí es cuando a uno se le enciende la bombilla. Los errores también se comportan siguiendo una probabilidad, pero aun dentro de ésta, hay probabilidad de que se comporten aleatoriamente. Siempre queda un remanente aleatorio imposible de medir, y eso se llama Ruido Blanco. Es la parte que nunca podremos medir, porque es justamente la parte donde interviene la física cuántica y el Teorema de la Indeterminación.

Entonces, si todo lo que existe, todo lo que hacemos, todo lo que existirá posee un componente aleatorio, todo tiene su parte de caos, ¿Cómo es concebible el libre albedrío? ¿Cómo puede uno pensar que es libre si todo cuanto haga depende de él solamente en parte?
La libertad en sí misma es aleatoria. Es probable que exista, o no. Todo es probable. Incluso las galletas.